¿Cómo llegó Barcelona a convertirse en capital de Cataluña?
1.4K
Hoy es la segunda ciudad más grande de España y un importante centro económico de Europa. Una posición que la capital de Cataluña se ha forjado a lo largo de más de 2000 años de historia. Desde sus inicios, la ciudad que aún no se llamaba Barcelona fue objeto de todos los deseos. Descubre el pasado de la capital condal con Equinox.
A partir del siglo VII a.C. la zona de Barcelona empezó a estar habitada por la tribu íbera de los laietanos, que dieron nombre a la Vía Laietana, una de las principales arterias de la capital catalana. Pero no fue hasta el siglo I a.C. y la colonización romana que se fundó la ciudad como tal. Barcino nació así en plena dominación del Imperio Romano, que transformó el lugar en un lugar militar. Parte de las ruinas de esta época se exhiben ahora en el museo de historia de la ciudad.
A pesar de las sucesivas invasiones de distintos pueblos «bárbaros» procedentes de Oriente, Barcino adquirió cierto poder, tanto es así que en el siglo V, cuando la ciudad fue tomada por los visigodos a Italia, estos últimos optaron por convertirla en capital de su reino. . En su momento no era el más poblado ni el que mejor posición estratégica tenía, pero sí el que contaba con uno de los sistemas de defensa más eficientes del mundo.
Muy temprano autónomo y potente.
Un sistema que la propia Barcino financió, prueba de su considerable poder económico y de la importancia de sus recursos. Sus ingresos derivaban principalmente de su industria vitivinícola y oleícola, más desarrollada que el resto de las grandes ciudades del imperio.
Lo que también agrada a los visigodos es la composición sociológica de la ciudad: industriales, comerciantes y armadores constituyen la mayoría de la población, con una minoría de proletarios. Todo ello, en una zona bastante amplia, aún no totalmente poblada, perfecta para obra nueva. Barcino se convirtió entonces en el centro del poder político, militar y eclesiástico en el territorio correspondiente a Cataluña, poniendo un nuevo foco sobre la ciudad. Su notoriedad crece cada vez más.
Fue en el siglo VIII, cuando los ejércitos musulmanes tomaron el control de la ciudad, cuando ésta cambió su nombre por el de Barjalonah, sede real de Al-Andalus en tierras catalanas. Un siglo más tarde, fue el turno de los carolingios de conquistarlo y convertirlo en un condado que dominaría a todos los demás. Una vez más, se encontrará en el centro de los conflictos, siendo asumida sucesivamente por las diferentes dinastías que compiten por el territorio. Pero, paradójicamente, este periodo permitirá la expansión de Cataluña y su capital.
Un pilar inquebrantable
Barjalonah o Barcinona según las traducciones, asume su papel de centro económico y político, y con el paso de las invasiones, todos aquellos que la conquisten la utilizarán como sede y seguirán desarrollándola. Y cuando a partir del siglo X los judíos huyeron de la persecución de la que eran víctimas en Córdoba, algunos de ellos encontraron refugio en Cataluña, trayendo allí todos sus conocimientos y cultura.
Allí se desarrollan nuevas técnicas y Barcinona añade un nuevo hilo a su arco al convertirse también en centro cultural. Principal potencia mediterránea hasta el siglo XV, también dominó el comercio marítimo al igual que Génova y Venecia. Y fue a partir del siglo XVII que Barcelona comenzó a decaer con la extinción de la dinastía catalana y el matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, lo que resultó en un debilitamiento de las propias instituciones de la región.
Tras la Guerra de Sucesión, la ciudad capituló en 1714 tras varios asedios y toda la región cayó y perdió su independencia. No fue hasta el siglo XIX que la capital catalana revivió y volvió a convertirse en el importante centro cultural, económico y político que alguna vez fue.