Dos historiadores descubren un tesoro perdido de Dalí
Una exposición dedicada a Salvador Dalí contiene una pintura hasta ahora desconocida del maestro del surrealismo catalán.
Desde el 18 de febrero abre sus puertas en el Art Institute of Chicago una retrospectiva íntegramente dedicada al genio del surrealismo catalán. Nada atípico a primera vista… De hecho, si una exposición dedicada a Dalí no es inusual, los preparativos para ésta también lo fueron. Todo comenzó cuando las dos comisarias de la exposición, Caitlin Haskell y Jennifer Cohen, tuvieron serias dudas sobre la autenticidad de una de las piezas de la colección.
Anacronismo y desconfianza
Titulado, el cuadro realizado en 1936 parece presentar numerosos anacronismos, despertando las sospechas de los dos conservadores. Demasiado grandes (2 metros de altura), mientras que Dalí realizó cuadros más bien pequeños, demasiado desnudos, poco simbólicos… La obra no se corresponde en modo alguno con la multitud de elementos que suelen contener las pinturas del artista en aquella época.
Comienza entonces una larga investigación sobre este cuadro atípico, donde se representa con toda sobriedad un arco blanco sobre un paisaje azulado. Los dos comisarios están dispuestos a todo para tener éxito en su exposición, cuyo título”, subraya los mensajes ocultos del pintor español.
Investigación cuidadosa
Como nos cuentan nuestros compañeros de Arts In The City, los inicios de la investigación fueron laboriosos. Los análisis científicos de rayos X no revelaron nada, ni tampoco la historia de los propietarios de la obra. nombre del curioso cuadro, perteneció a un ex conservador del museo en los años 1980. Este último nunca habría informado la procedencia del cuadro. Si bien la investigación ya no avanzaba, los investigadores acabaron descubriendo un elemento que la relanzó. Ilustración de Dalí realizada para la revista Vogue en 1944, donde un pequeño personaje al fondo porta un bulto, misteriosamente parecido al del cuadro de Chicago. Caitlin Haskell y Jennifer Cohen finalmente encontraron una coincidencia visual, cuando su lienzo hasta ahora parecía diferente a cualquier otro.
Fragmento de fresco
En esta misma revista se hacía mención a una instalación creada por el artista catalán Salvador Dalí para la Exposición Universal de Nueva York de 1939, denominada » «. Mientras buscaban archivos de esta obra, los dos curadores encontraron una fotografía que los dejó boquiabiertos. En la instalación se pintó un fresco, una de cuyas partes correspondía en todos los sentidos a su pintura. La supuesta falsificación resulta ser en realidad una parte faltante de este fresco. Conocido desde su autentificación, es ahora la pieza central de la exposición americana.