España: estas regiones poco conocidas que los turistas extranjeros aún ignoran en 2025
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En un momento en que Barcelona busca limitar el exceso de turismo, otras regiones españolas todavía luchan por atraer viajeros. En 2025, diez provincias acogerán incluso menos extranjeros que antes de la pandemia.
En Barcelona se toman una tras otra medidas para frenar un turismo que se ha vuelto asfixiante: suspensión de licencias turísticas, prohibición de nuevos albergues juveniles, manifestaciones de los vecinos. En Baleares el descontento es aún más palpable. En la isla de Mallorca, más de nueve de cada diez turistas son extranjeros, un récord que está alimentando el aumento de los precios y el creciente malestar social.
En España, a pesar de una relativa desaceleración, el turismo internacional se ha disparado en 2025: cerca de 170 millones de noches de hotel extranjeras registradas hasta agosto, un aumento del 9% en comparación con 2019. La oferta costera está saturada, los precios se disparan (+40% de media en seis años) y la imagen de una España con “overbooking” domina la imaginación.
Pero mientras algunos territorios españoles intentan limitar la afluencia de visitantes, otros están desesperados por recibirlos. Zamora, Cuenca, Soria, Jaén e incluso Ciudad Real se encuentran entre una decena de provincias donde las pernoctaciones extranjeras son hoy inferiores a su nivel de 2019, antes de la crisis del Covid.
En Zamora la caída alcanza el 25%. En Cuenca, 2025 promete ser el decimotercer peor año en términos de asistencia internacional desde 2007. Incluso Toledo, Zaragoza o Granada, aunque ricas en un patrimonio reconocido, luchan por recuperar su nivel prepandemia. Sin embargo, a estos territorios no les falta encanto ni estrategia. Muchos de ellos han invertido masivamente en turismo cultural, gastronomía o actividades en la naturaleza. Ningún efecto.
El centro de España sigue siendo invisible
El fenómeno no es nuevo. Pero las cifras confirman la incapacidad estructural del interior de España para beneficiarse del éxito general del país. La oferta costera lo aplasta todo. Para un turista alemán, británico u holandés, Valencia o Málaga siguen siendo obvias. Cuenca u Ourense quedan fuera de los circuitos.
La competencia es feroz. Las regiones del norte de Europa también ofrecen su parte de museos, bosques y gastronomía. ¿Por qué recorrer 1.500 kilómetros para vivir una experiencia a dos horas en tren? Resultado: incluso en temporada baja, las zonas costeras siguen atrayendo. Y las regiones del interior son incapaces de captar el desbordamiento.
Tortosa en Cataluña
¿La provincia menos turística de España? Soria. En 2025, sólo 0,7 de cada 10 pernoctaciones serán de viajeros extranjeros, una tasa que se mantiene sin cambios desde hace veinte años. En Jaén apenas hay un extranjero por cada 2.000 habitantes. Por el contrario, Baleares tiene una proporción de uno a siete. El contraste es sorprendente. Y la brecha se amplía de año en año.
Sólo Cataluña ilustra esta división. Por un lado, Barcelona, una de las ciudades más visitadas de Europa, que intenta recuperar el control de su modelo turístico. Por el otro, territorios enteros ignorados en gran medida por los viajeros extranjeros. La Garrotxa, Ripollès, Terres de l’Ebre… Estas comarcas, aunque espectaculares, atraen principalmente a un público local. El turista internacional sigue centrado en la Sagrada Familia, las playas de la Costa Brava o las estrechas calles del Gòtic.
