Gaudí, Instagram y la cerámica: el paraíso de la artesanía está en Barcelona
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Cuando escribes “taller de actividades artísticas Barcelona” en Internet, los resultados parecen infinitos. Un mar de propuestas que demuestra hasta qué punto Barcelona es el nido de quienes quieren hacer algo (artístico) con los diez dedos.
Alfarería, taller de cerámica, taller de pintura de acuarela, taller de costura… El “Hazlo tú mismo” está en los cuatro rincones de Barcelona y los talleres de artes manuales siempre están llenos. Un regreso a la artesanía que nunca ha abandonado realmente la región.
En el corazón de una sociedad cada vez más capitalista, donde todo se puede comprar y recibir en menos de 7 días laborables, la relación con la producción es cada vez más esencial, y Cataluña lo ha entendido bien. A lo largo de la última década, según el estudio sobre el sector artesanal en España (2013-2023), “el sector artesanal en España ha experimentado un crecimiento exponencial, con más de 5,5 millones de aficionados en 2023, frente a los 3,5 millones de 2013”.
¿Qué hay detrás de este renovado interés? En gran parte debido al confinamiento, que puso de manifiesto la importancia de la relación con el producto bruto, pero también a un inesperado rejuvenecimiento del sector, posible gracias a las redes sociales.
Ya sabíamos que Instagram, Facebook y otras plataformas son poderosos catalizadores. Y Barcelona, ciudad de estética gaudiana bastante calibrada para la imagen, cumple a la perfección su papel de escaparate de la artesanía. Porque Gaudí no es ajeno a esta oleada de entusiastas. En sus edificios, el arquitecto catalán utilizó constantemente trencadís, un tipo de mosaico elaborado a partir de fragmentos de cerámica.
Expatriados, un público cariñoso
Por supuesto, esta curiosidad hecha en Cataluña atrae al público. Así, si los talleres que ofrecen los centros culturales del ayuntamiento son frecuentados mayoritariamente por barceloneses, los talleres privados –más caros– son prerrogativa de los expatriados. Aficionados o experimentados, la expatriación es para ellos una oportunidad de profundizar en una disciplina artística y sumergirse en la cultura local.
Esto es lo que le pasó a Claire, que llegó a la ciudad hace 7 años. A su llegada, se matriculó en un curso de cerámica en el Gòtic y durante dos años creó vasijas y mesas de estilo trencadís, típico catalán. Una forma de integrarse, de dejar hablar tu creatividad pero también de conocer gente.
La artesanía también atrae por su aspecto social. Una convivencia que se encuentra entre los mercados artesanales, muy numerosos en Barcelona. Y la artesanía es también un tema en el centro de las preocupaciones del Gobierno, ya que el 7 de mayo el Consejo del Comercio, la Artesanía y la Moda de Cataluña (CCAM) presentó un nuevo plan de subvenciones.
¿Presupuesto total? 8,4 millones de euros para reforzar el comercio comunitario, estimular la competitividad y la innovación. La artesanía catalana tiene un futuro brillante por delante.