Los macrofestivales de Barcelona al rescate de la escena local
Festivales de renombre internacional o ambiente local íntimo, en Barcelona hay para todos los gustos y todos los bolsillos. Y en este sistema de dos velocidades, la ciudad ha encontrado un cierto equilibrio.
Con sus sesenta salas de conciertos, Barcelona no es la ciudad de Europa con la escena musical más desarrollada. Sin embargo, con sus macrofestivales multimillonarios (Primavera Sound, Sónar, etc.), se ha ido convirtiendo poco a poco en un lugar de encuentro para festivaleros de todo el mundo. Por otro lado, la escena local lucha por desarrollarse, frenada por un complejo proceso legislativo y cuya asistencia aún se ve impactada por la pandemia. Sin embargo, lejos de aplastar implacablemente la escena independiente, los festivales son, en opinión de todos, lugares que ayudan al desarrollo de un sector en crisis.
El Festival Primavera Sound, cuya edición de 2024 tuvo lugar este primer fin de semana de junio, es el evento musical más rentable de España con 150 millones de euros recaudados el año pasado. En el escenario se suceden artistas de dimensión internacional, y en el público ocurre lo mismo. Las estadísticas también son claras: en 2023, más de la mitad de las entradas vendidas fueron a extranjeros.
Para Alba Colombo, profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y especialista en eventos culturales, esto tiene un nombre: turismo de festivales. Y donde algunas personas ven este turismo en particular de manera negativa, Colombo ve un efecto beneficioso. Según ella, estos eventos de fama mundial transforman Barcelona en un centro cultural en Europa, lo que impulsa la economía de la ciudad y desarrolla el sector:
Menciona especialmente la parte “OFF” de Sónar. Cada año, con motivo del festival, las salas de la ciudad organizan sus propios conciertos, aprovechando la influencia del evento para atraer multitudes, sin estar afiliados oficialmente a él. Del mismo modo, durante la semana previa a la Primavera, seis salas (Sala Apolo, La (2), Razzmatazz, Paral·lel 62, La Nau y Laut) sacan el festival de sus límites. Para descubrir los artistas programados en estos diferentes lugares, sólo tienes que pagar tu entrada en el festival. El profesor también menciona el espacio Primavera pro, donde profesionales del sector se reúnen y debaten sobre los retos de la profesión a través de conferencias o mesas redondas.
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Un balance positivo que comparte Ramón Mas, gerente, entre otros, de la sala de conciertos Wolf Barcelona y de la discoteca Q Pedralves. Él también señala que estos eventos son “. Pero aunque los festivales ayudan al desarrollo de la vida cultural local, el que también es secretario general del Sindicato de Discotecas de Barcelona recuerda su gran precariedad:
Una supervivencia que el Ayuntamiento de Barcelona no facilita, continúa el cincuentenario. De hecho, la legislación es tal que el propietario de una discoteca (que incluye discotecas pero también bares musicales y de baile) no puede transferir su licencia de un establecimiento a otro. Además,En 10 años, el ayuntamiento no ha concedido ninguna nueva licencia. Un problema que él y el sindicato están intentando resolver: “ .
Y si las salas de conciertos de Barcelona todavía no han vuelto a su nivel de asistencia pre-covid (600.000 espectadores en 2021 frente a 3 millones en 2017), los festivales sí lo han hecho. Sólo nos queda esperar que el éxito de unos conduzca al de otros.