Los orígenes de Sant Jordi, la fiesta mayor de Cataluña
En Cataluña, Sant Jordi es sin duda la celebración más importante de la región, combinando la fiesta patronal, la fiesta de los enamorados y la fiesta del libro. Y sus orígenes se remontan a siglos atrás.
Cada 23 de abril es una fiesta: las calles de los pueblos de toda Cataluña se transforman en una librería gigante, que acoge miles de puestos de libros y rosas rojas. La senyera, la bandera catalana, es visible por todas partes y muchos edificios públicos abren sus puertas al público. Es un día de promoción de la cultura y la lengua catalanas, un día prometedor para los libreros y un día romántico para los enamorados.
Pero para entender por qué los catalanes celebran tantas cosas el 23 de abril hay que retroceder en el tiempo. En la Edad Media, precisamente, y a unas decenas de kilómetros al norte de Tarragona. En el pueblo de Montblanc se dice que un dragón aterrorizó a la población y obligó a los habitantes a sacrificar a uno de los suyos para apaciguar a la bestia. Pero cuando llegó el turno de la princesa, apareció un caballero que prometió a los aldeanos librarlos del dragón: Sant Jordi. Con su lanza atravesó al animal y salvó a la princesa. De la bestia brotó un chorro de sangre que cayó al suelo; Cuenta la leyenda que entonces surgió de la tierra un rosal.
Leyendas y escritores
Si esta leyenda, aunque muy popular, nos deja dudar de su veracidad, los historiadores coinciden en que Sant Jordi tomó su importancia durante el siglo XV: se convirtió en el patrón de Cataluña, y nacieron las ferias en las que los novios intercambiaban ropa roja. rosas. La figura del caballero romántico se arraigó aún más en la cultura catalana durante la Renaixença, un movimiento cultural y artístico del siglo XIX que lo convirtió en un auténtico emblema catalán.
Pero el símbolo del libro llega mucho más tarde en la historia, gracias a Vicent Clavel i Andrés, que propone reservar un día nacional para la literatura. La fecha del 23 de abril se elige en homenaje a las muertes de Shakespeare y Cervantes, quienes fallecieron el 23 de abril de 1616.
Desde entonces, la tradición ha sido que los niños declaren su amor con una rosa roja y, a cambio, las niñas regalen un libro, aunque el patrón se ha extendido al intercambio más generalizado de rosas y libros en la actualidad. Pero a pesar de la modernización de la celebración con el tiempo, Sant Jordi sigue siendo la fiesta más importante de Cataluña, una oportunidad para recuperar la riqueza cultural y lingüística de la región.