¿Son realmente tacaños los catalanes?
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En toda España, los catalanes tienen fama de ser tacaños, avaros y tacaños. Y hay varias maneras de explicar este cliché.
“el pelo es el pelo”. Esto es lo que podemos oír en Cataluña, cuando reclamamos una cantidad adeudada, o simplemente para hablar del valor del dinero. Una expresión entre muchas otras que encaja en un tópico mucho más generalizado: los catalanes son tacaños. Al menos, así los ven otras regiones de España. Y si este estereotipo no es necesariamente cierto hoy en día, se puede explicar.
La foto data de hace mucho tiempo, más de 700 años. Lo encontramos en la Edad Media, transcrito por un conocido personaje de la cultura italiana: Dante Alighieri. En su famoso poema La Divina Comediacompuesta a principios del siglo XIV, el autor menciona “La codiciosa pobreza de los catalanes.”. Y si esta primera fuente escrita procede de Italia, esto no es insignificante.
En aquella época, Italia no era un solo país como hoy, sino que estaba dividida en varios estados y reinos. Y España no en vano, ya que la corona de Aragón dominó Cerdeña y Sicilia, y también influyó en el reino de Nápoles, explica el diario abecedario. Lo que da una buena razón a los italianos para estar enfadados con los aragoneses, y por extensión con los catalanes, que por tanto estaban muy mal vistos en la Edad Media en la península italiana y sus islas circundantes. Incluso las autoridades eclesiásticas los miraron con malos ojos, y el Papa Bonifacio VIII alentó a los habitantes de Palermo, en Sicilia, en 1298 a luchar contra los “bárbaros”mientras la ciudad estaba bajo dominio aragonés. Con esta dominación se extiende también el comercio, y los catalanes participan por tanto en los intercambios mercantiles en estos territorios.
Comerciantes que viajan por España
El cliché de las catalanas tacañas nació, pues, en Italia, en la Edad Media. Pero fue a partir del siglo XVIII cuando viajó a España. Los catalanes eran conocidos como comerciantes en aquella época, en parte porque la situación geográfica de la región lo hacía fácil (frontera con Francia y acceso al Mediterráneo, con buenos navegantes). Pero el comercio incluso parece formar parte de las tradiciones de la región, porque era costumbre que los hijos de familias numerosas y poderosas, cuando no eran los mayores, se dedicaran a la profesión de comerciante.
Un arte que la región domina, pero que cobra aún más importancia cuando España comienza a recuperar riquezas de sus colonias americanas. Los comerciantes catalanes ocuparon entonces el lugar de los genoveses, los holandeses y los ingleses en la escena internacional, lo que provocó envidia.
Los catalanes son un pueblo mercantil, por lo que es lógico que sus detractores les ataquen por este aspecto. Y la crítica que más a menudo se dirige a los comerciantes es que son codiciosos. El estereotipo de que los catalanes eran tacaños se extendió así por toda España a partir del siglo XVIII, mientras que las críticas se atribuían generalmente a todos aquellos que se dedicaban a profesiones vinculadas al dinero, al igual que antes los judíos.
Los catalanes, ¿tacaños a la hora de pagar sus impuestos?
Otra explicación, que data del mismo período, refuerza el cliché de que los catalanes están cerca de su dinero. Después de la Guerra de Sucesión, los Borbones impusieron un catastro, un impuesto sobre la riqueza que los catalanes en particular debían pagar. Pero a menudo sucedió que los contribuyentes hicieron trampa y no pagaron la mayor parte de este impuesto, dice la revista. Anotar.
Desde entonces, el estereotipo ha persistido en España. Los catalanes son vistos como tacaños en todas partes, y más aún en la cuestión de la independencia. Pero la verdadera pregunta que nos hacemos es: ¿son realmente tacaños los catalanes? Depende de ellos juzgar.