Agnès Varda expone en Barcelona: un pedacito de cine francés en Cataluña
Equinox ha ido a visitaros la nueva exposición del CCCB, “Agnès Varda. Fotografiar, filmar, reciclar”. Una retrospectiva única y exhaustiva de la obra y la vida de un director, fotógrafo y artista imprescindible en el paisaje francés.
Comienza, como suele ocurrir con Agnès Varda, con una playa, una instalación que marca la pauta. Bienvenidos a la bruselense (1928), quien en su vida -además del cine- tuvo tres obsesiones: los espejos, los gatos y las playas, por supuesto.
A lo largo de las numerosas estancias que componen el recorrido –se tarda al menos 1h30 en recorrerlas todas– asistimos a una vida guiada por la preocupación por la correcta imagen, siempre con un toque de picardía. Más allá de las salas dedicadas a sus películas de culto como “Cléo de 5 à 7” (1962) o “Les glaneurs et la glaneuse” (2000), lo que recordamos de esta loca retrospectiva son las anécdotas.
No sabíamos, por ejemplo, que la fotógrafa Agnès se aventuró a Cadaqués en 1955, cuando apenas tenía 22 años. Toca el timbre al gran Dalí y le ofrece, aunque no se lo había advertido, tomarle un retrato. En una conmovedora carta que se puede ver expuesta, incluso insistió –el colmo de la audacia– en que se diera prisa y viniera a posar, porque “cuanto antes sea, mejor será la luz”. El artista catalán acepta, y de este viaje nacen fabulosas fotografías que ya muestran todo el talento de la joven.
Continuando el viaje, a veces se nos presentan retazos de su vida, extractos de cartas y fotografías íntimas, y a veces sus instalaciones plásticas y vídeos –porque sí, Varda también fue después artista visual–, cuando más adelante nos sentamos a contemplar algunas de sus cortometrajes al completo. Familiar, filósofa o simplemente artista, Agnès Varda se despliega en todas sus facetas, mientras conocemos a su familia, su trabajo y sus amigos.
Varda, sus amigos y sus peleas
Porque por si lo hubiéramos olvidado (o nunca lo supimos), la directora es infinitamente divertida en su arte y en su vida, y se rodea de personalidades tan locas y poderosas como la suya, que la exposición también resalta a la luz. Por el planeta Varda gravitan, entre otros, el actor y director Jean Vilar, el artista Alexander Calder, su vecino y amigo de París, los directores de la Nouvelle Vague Jean-Luc Godard, François Truffaut, Eric Rohmer, Claude Chabrol y Jacques Rivette, y Actrices inolvidables como Catherine Deneuve, Delphine Seyrig y Jane Birkin. Dentro de la exposición, estos rostros conocidos traen un aire de la Francia de los años 60 al corazón del Raval, y esto es lo suficientemente raro como para destacarlo.
Y fundido en el cine de Varda, siempre este compromiso. Hacia las mujeres, los pobres, los racializados. Hacia todos aquellos que sufren injusticias. Filmó a los vagabundos de París, a las mujeres que exigían el aborto, e incluso llegó hasta Estados Unidos para centrar su cámara en el movimiento Pantera Negra. En la encrucijada del documental y la ficción, ese es el toque Varda.






Paseando por el CCCB para “Agnès Varda. Fotografiar, filmar, reciclar” significa encontrar un pedacito de Francia en medio de Barcelona. Salimos exhaustos por la masa de obras presentadas, pero francamente orgullosos de que haya encontrado un lugar en Cataluña.
El CCCB no es el único lugar invadido por la locura del cineasta, ya que la exposición se organiza paralelamente a un ciclo retrospectivo de las películas de Varda en la Filmoteca del Raval. La oportunidad de presentarles a tus amigos españoles (o de otros lugares) a este inmenso artista.
Más información en la web del CCCB.