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Barcelona: cómo el comercio local resiste las compras online y la inflación

Entre la fidelidad a los comerciantes locales, las decisiones económicas y la conciencia ecológica, los consumidores en Cataluña están reinventando sus hábitos de compra. Incluso con el auge de las compras online, los negocios locales siguen siendo un hito esencial en la vida diaria.

En el pequeño comercio de su barrio de Les Corts, Cristina, cincuentona, elige sus cortes de carne hablando con su carnicero. , explica sonriendo. Para ella, la conexión humana y el consejo del comerciante son esenciales, y ningún sitio en línea puede sustituir esta relación. Esta fidelidad ilustra la fortaleza del comercio de proximidad en Barcelona, ​​que sigue siendo un pilar del día a día incluso frente a los supermercados y el comercio electrónico.

La proximidad, un referente sólido

Según el último estudio de la provincia de Barcelona sobre hábitos de consumo, casi la mitad de las compras (47%) todavía se realizan en el comercio local. Los supermercados ocupan el segundo lugar, seguidos de los mercados municipales de productos frescos. Xavier Blanca, jefe de la sección de análisis y evaluación de la Gerència de Serveis de Comerç, explica:

Cristina ilustra perfectamente esta tendencia: compra en la carnicería, frutería y panadería de su barrio. , confiesa. Para muchos barceloneses como ella, ir al comercio local, conocer la comerciantes e intercambiar con ellos es parte de un vínculo social valioso que ninguna plataforma digital puede reemplazar.

A pesar del apego al comercio local, los hábitos están cambiando: más del 30% de los consumidores ya no tienen un día fijo para realizar sus compras, consecuencia directa del comercio online. Entre 2019 y 2024, las compras por Internet aumentaron del 60% a casi el 70% de los hogares. Pero en el caso de los productos frescos, sólo el 24% de las compras se hacen digitales.

observa Xavier Blanca. Las diferencias generacionales son claras: el 68% de las personas entre 26 y 34 años compran habitualmente en Internet, mientras que los mayores prefieren la relación directa con sus comerciantes.

Inflación y conciencia ecológica, también en la balanza

La inflación también cambia el comportamiento de compra. El gasto medio en compras alcanza los 420 euros al mes, con fuertes disparidades en función de los ingresos. Uno de cada dos consumidores ha cambiado sus hábitos ante el aumento de los precios. Las marcas blancas ganan terreno, mientras que los productos ecológicos o locales descienden ligeramente.

Leo, gerente de un supermercado del Eixample, nos explica, mientras etiqueta sus productos: Una joven pareja de Barcelona, ​​colocando su compra en la cinta de la caja, nos confiesa:

La conciencia ambiental también influye en el comportamiento: seis de cada diez hogares utilizan bolsas o envases reutilizables, pero sólo el 7% encuentra productos ecológicos en los comercios locales, especialmente en los pequeños pueblos de la provincia. Para satisfacer esta demanda, algunos minoristas están innovando. Leo explica:

Esta transformación afecta también a la distribución de las tareas domésticas: si las mujeres siguen siendo mayoritarias en las compras (62,1% de los hogares), su papel está cambiando y los hombres participan cada vez más. En definitiva, los catalanes están inventando un consumo más flexible, más compartido y profundamente anclado en la realidad social de su territorio, donde la fidelidad al comercio local, la responsabilidad ecológica y las limitaciones económicas se combinan a diario.