Franceses en Barcelona: la tentación de la nacionalidad española
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Ante el estancamiento político en Francia, entre la disolución de la Asamblea Nacional, las sucesivas censuras a los Primeros Ministros y un futuro político en la niebla, algunos franceses expatriados residentes en España se plantean obtener la nacionalidad española por diversos motivos. Testimonios.
En las soleadas calles de Barcelona, los franceses que viven en España desde hace mucho tiempo o que han llegado recientemente confiesan un sentimiento creciente de “desconexión” con la actualidad política francesa. En los últimos años, algunos incluso están considerando solicitar la nacionalidad española, un paso que alguna vez se consideró exagerado, incluso simbólicamente radical, como una especie de ruptura con su patria original.
Con más de 20.000 franceses inscritos en el registro consular de la provincia catalana, Barcelona se ha convertido en uno de los centros más importantes de expatriación francesa. Las empresas emergentes, los parques tecnológicos, las escuelas internacionales y el clima mediterráneo atraen a la gente desde hace mucho tiempo. A partir de ahora, lo que cambia son las motivaciones para planificar allí de forma sostenible, teniendo en cuenta la situación actual en Francia.
Los franceses preocupados por‘Actualidad política transpirenaica
reconoce Maëlys, 29 años, expatriada en Barcelona desde 2019 en el distrito del Eixample. El término “depresión” aparece incluso con regularidad en las conversaciones entre expatriados franceses. Crisis sucesivas, auge de los extremos, desconfianza hacia las instituciones… cree el bretón que es cantante en Barcelona.
Para ella, la nacionalidad es menos una negación que un ajuste cívico. Sin embargo, antes de obtener esta doble nacionalidad, los franceses deben respetar condiciones específicas. Para solicitar la nacionalidad, los candidatos deben tener al menos diez años de residencia legal, demostrar integración mediante el examen de conocimientos constitucionales y dominar el español. Barcelona cuenta con varios centros privados que preparan estos trámites, prueba de la demanda.
Más allá de la política, una obra de memoria
Paradójicamente, es también en Cataluña, una región marcada por sus propias tensiones políticas, donde algunos expatriados encuentran una forma de respiro. La diversidad de identidades lingüísticas y culturales proporciona un marco en el que ser “de otro lugar” es socialmente aceptado. Al mismo tiempo, algunos expatriados ven la doble nacionalidad como una forma de perpetuar su asentamiento en España pero también de rendir homenaje a sus antepasados. , explica Clara, de 28 años. Más allá de la dimensión simbólica y familiar, esta doble nacionalidad supone un gran paso en el deseo de anclarse más en la Península Ibérica: preocupa.
En resumen, los jóvenes franceses, que han llegado para estudiar o trabajar en el ecosistema tecnológico de Barcelona, suelen estar más inclinados a hacer planes para España. Mencionan el dinamismo empresarial local y el sentimiento de estima por Maëlys. Por el momento no está surgiendo ninguna ola masiva. El fenómeno sigue siendo difuso, impulsado por una mezcla de cansancio político y de integración social exitosa en España. Pero si persiste la inestabilidad percibida en Francia, Barcelona podría convertirse en un laboratorio silencioso de un fenómeno sin precedentes: el deseo de los franceses de adoptar una nueva identidad nacional.
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