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Por qué el viernes 6 de diciembre es festivo en España

Desde la muerte del general Franco en 1975, España ha vivido su proceso de transición del antiguo régimen totalitario a un sistema democrático. La redacción de la Constitución y su aprobación por el referéndum del 6 de diciembre de 1978 fue el punto culminante. Esta fecha está en el origen de día festivo que se celebra cada año.

22 de noviembre de 1975. 48 horas después de la muerte de Franco, siguiendo los deseos previamente expresados ​​por el dictador, Juan Carlos I era nombrado Rey de España y jefe de Estado de facto. Para gran furia de los círculos franquistas, el rey de España condujo al país hacia una monarquía constitucional democrática. El primer ministro cercano a Franco, Carlos Arias Navarro, fue destituido en julio de 1978 y sustituido por el centrista Adolfo Suárez González. Este es el inicio del período constituyente del nuevo orden español.

El nuevo parlamento

El Real Decreto 20/1977 establece la creación de un Parlamento y un Senado españoles elegidos por sufragio universal. Las dos cámaras se asemejan a los modelos de otras democracias y reemplazan a los procuradores franquistas nombrados por el general para legislar sin mucho margen de maniobra frente al ejecutivo. Posteriormente se autorizaron los partidos políticos y se legalizó el Partido Comunista.

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El 15 de junio de 1977, por primera vez desde 1936, los ciudadanos españoles llamados a las urnas eligieron 350 diputados y 207 senadores. La prioridad de la cámara legislativa es redactar una constitución: el texto principal de la estructuración política y jurídica del Estado. España estará dirigida por un Primer Ministro elegido democráticamente y responsable de liderar la política nacional. El Rey, sin ningún poder ejecutivo, será Jefe del Estado.

Los padres de la Constitución

Para ello se formó una comisión parlamentaria de “asuntos constitucionales y libertades públicas” con ocho diputados que se convertirían en los padres de la Constitución: los centristas Cisneros, Pérez-Llorca, Herrero, Miñón, el nacionalista catalán moderado Miquel Roca, el ex El ministro franquista y futuro fundador del Partido Popular español, Manuel Fraga Iribarne, el socialista Peces-Barba y el comunista Jordi Solé. La elección de estos hombres y sus orientaciones políticas corresponden al aire que respira la joven democracia española: no ofender a ningún sector de la sociedad.

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El franquismo social y militar sigue siendo todopoderoso en la España de 1978, cimentada por 40 años en los círculos de poder. Progresistas, socialistas y comunistas quieren participar en los asuntos públicos después de cuatro décadas de silencio forzado.

El lugar de las regiones

El gran choque entre los dos bloques será el sistema de autonomía política. El texto constitucional prevé que las regiones históricas del Reino de España (Cataluña, Galicia, País Vasco y Andalucía) pueden adquirir autonomía política por la llamada vía rápida, los demás territorios que deseen beneficiarse de este estatus pasarán por la el llamado camino lento.

El estatus de autonomía es una descentralización donde el Estado central delega parte de sus competencias a los países regionales: cultura, salud, políticas educativas, gestión turística, equipamiento y policía. Las autonomías gestionan su propio presupuesto. Todas las competencias autonómicas deben evolucionar dentro del marco legal y constitucional español.

2024: vuelta a la calma

2024 es el año político que cierra un ciclo de 10 años en el que se abusó de la Constitución. Los republicanos de extrema izquierda que alcanzaron su apogeo gobernando la ciudad de Madrid durante cuatro años y Barcelona durante el doble de ese número han desaparecido del radar. Este movimiento que exigía el fin de la monarquía en favor de la República fue sustituido por conservadores en la capital española y por un socialismo tranquilo en Cataluña.

La independencia catalana, que sacudió a todo el país y amenazó con la ruptura de la nación y de su Constitución, fue derrotada por el socialismo en Madrid por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Al borrar las penas de prisión impuestas a los líderes independentistas tras el intento de secesión de 2017, la movilización popular ha desaparecido. Y otro socialista, Salvador Illa, ganó las elecciones y se convirtió en presidente de Cataluña en agosto pasado. Todos ellos, fieles defensores de la Constitución.