El niño libre: la educación española
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La relación entre españoles y niños es muy distinta a la de los franceses. Más independencia y menos reglas, descifrando una sociedad donde el niño no es rey, sino ya un individuo por derecho propio.
En La Mercè o durante cualquier otra fiesta tradicional española, no es raro ver a niños disfrazados de gigantes o verlos actuar en correfocs (espectáculos pirotécnicos ambulantes). Y al igual que los adultos, estos pequeños manejan fuegos artificiales o bailan bajo las cabezas de gigantes (de todos modos, 10 kilos para cargar) sin que parezca importarles lo más mínimo el posible peligro de la situación. A su lado, los padres los vigilan, son benévolos, pero los dejan muy independientes.
Otro escenario, misma observación, en los rocódromos de Barcelona, muy populares y queridos por las familias. Los pequeños se lanzan 15 metros –con confianza, por supuesto– con la increíble confianza de sus padres, quienes los dejan deambular mientras trepan ellos mismos. ¿Casualidad? En absoluto, simplemente una creencia inquebrantable en el hijo como un individuo digno de confianza. Y en caso de desacuerdo con este último en público, nunca gritar, ni bofetadas ni azotes. Los niños son tratados con el mismo respeto que los adultos.
Una libertad adquirida tras la dictadura
Esta forma de criar a sus hijos sin rigor viene de la dolorosa historia del país, explica Marina Subirats, socióloga: Una necesidad de libertad que hoy se traduce en una visión más horizontal de la relación con los menores. Mientras que en Francia las relaciones entre padres e hijos son generalmente bastante verticales y jerárquicas, la familia española está estructurada más como vínculos de individuo a individuo.
Esto también explicaría por qué los niños permanecen con sus padres más tiempo que sus pares europeos. Considerados desde el principio como pequeños adultos, la transición entre la niñez, la adolescencia y la edad adulta es menos violenta para quienes los rodean.
También en la escuela las reglas son flexibles y la libertad es el principio primordial. En 2023, España es el decimotercer país del mundo con mayor índice de libertad educativa, por detrás de Bélgica y Chile pero por delante de Francia o Estados Unidos, informa el ranking elaborado por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y la ONG. especializada en derecho a la educación y libertad de enseñanza, OIDEL.
Una postura que no sorprende al sociólogo. También señala que después de Franco, al mismo tiempo, florecieron en el país muchas escuelas alternativas con métodos de aprendizaje positivo como el sistema Montessori, reforzando la idea de una pedagogía flexible. Un fenómeno que va en aumento, ya que España contaba con 40 colegios de este tipo en 2013 frente a los 800 actuales.
Pero este sistema, muy centrado en la voluntad del niño, puede plantear sus problemas, continúa Marina Subirats: “
Según ella, la ausencia de normas en particular genera problemas de violencia en la escuela y las cifras le dan la razón. En 2021, el INE constató un aumento del 20% en las condenas contra menores por conducta delictiva respecto al año anterior.