Usar artículos falsificados: una nueva moda que se populariza en España
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En España, comprar falsificaciones ya no es una vergüenza. De hecho, se trata de una tendencia en auge, incluso una auténtica moda, en gran parte gracias a las redes sociales. Descifrado.
Atrás quedaron los días en los que era una pena llevar un bolso Gucci falso. En los últimos años, TikTok a nivel mundial se ha llenado de “recorridos falsificados”, estos videos en los que niñas y niños muestran sus compras ante la cámara. Una se jacta de haber conseguido un jogging Nike falso por una miseria, otra muestra sus nuevos (falsos) pares de zapatos Adidas.
Cuando antes se burlaban en el patio de recreo de la gente que no llevaba un «bolso Longchamp auténtico», los tiempos han cambiado. Esto es particularmente cierto en España, el segundo país de la Unión Europea que compra más falsificaciones, justo detrás de Bulgaria.
Un fenómeno que afecta especialmente a los jóvenes. Según un estudio de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), la mitad de los menores de 24 años admite haber comprado al menos un artículo falsificado online durante 2023, y más de un tercio de ellos afirma haberlo hecho intencionadamente. «Quiero lucir como lo que no puedo permitirme» les resume Ana Jiménez Arco, catedrática de economía de la Universitat Oberta de Catalunya en el podcast “La Ventana”.
En una sociedad de consumo que siempre ha dividido a quienes tienen de quienes no pueden tener, la Generación Z ha tomado su decisión: finge tener, y lástima si no lo es. Una teoría confirmada por la encuesta de la EUIPO, que revela que la mitad de los jóvenes europeos cree
Sin riesgo para el comprador
Para obtener estas prendas y complementos falsificados a un precio razonable, existen varios métodos. La primera opción es en la vida real, en los mercados o con las “top mantas”, esos vendedores ambulantes que exhiben sus productos en las aceras españolas. La segunda opción, más popular entre los jóvenes, es online, especialmente a través de Tiktok.
En el título de sus videos, los influencers invitan a sus suscriptores a unirse a ellos en los mensajes de Telegram. A partir de ahí comparten direcciones de sitios de venta falsos, como Hacoo, un gigante del género. Enlaces de Internet opacos, que impiden que los jóvenes comprendan realmente dónde compran sus productos y qué efectos nocivos producen.
Porque la falsificación es una lacra gigantesca: sólo en España, en 2023, la policía se incautará de más de 3,6 millones de productos falsificados. A escala europea, el sector textil pierde cada año el 5% de su facturación debido a las falsificaciones. Pero el fenómeno parece especialmente difícil de frenar en la Península Ibérica, donde el comprador no está sujeto a sanciones, a diferencia de la mayoría de los demás países europeos.
Sin embargo, estos últimos tendrán otras cosas que digerir. Su conciencia, primero, y luego su salud: sin leyes medioambientales y sanitarias que regulen la producción de determinados productos, ¿quién sabe qué ponen las fábricas de falsificaciones en la ropa?